No sé si te has dado cuenta, pero el barco en el que viajas se está hundiendo. El agua está entrando por todas partes: si no estás en el paro, seguro que conoces cada vez más gente que lo está; si tienes que acudir a una consulta médica, cada vez tienes que esperar más tiempo; si miras las escuelas, verás que cada vez tienen menos recursos para el alumnado; si quieres hacer la compra, cada vez tienes que priorizar más el dinero que gastas. Además, verás que de un tiempo a esta parte tus relaciones con los demás ya no son lo que eran. Nadie se fía de nadie y cada cual defiende sus cuatro migajas pisando al resto si hace falta.
Todo esto no es casualidad, ese barco que cuando se construyó, alguien afirmó que era insumergible, ha chocado con los límites de la codicia y se está yendo a la deriva lentamente. Ese barco en el que un día te creías feliz, mirando al mar desde la proa sintiendo que podías volar o que gobernabas el mundo, ya no puede llegar a su destino (si es que algún día lo tuvo) porque su avería es irreparable y además, no tiene combustible.
Mientras tanto, una pequeña parte de la tripulación ya ha ocupado los pocos botes salvavidas que existían y está abandonando el barco. El resto, la gran mayoría de la gente, seguimos a bordo negando el problema, deseando que los agujeros se taponen al tiempo que escuchamos a una orquesta que toca constantemente melodías con el único fin de entretener. ¿Y qué podemos hacer si casi nadie nos preparó para esto?
El 15 DE OCTUBRE, personas repartidas por todos los confines de la tierra, saldremos de nuestros camarotes y dejaremos de escuchar las mismas notas empalagosas para tratar de salvar nuestras vidas. El primer paso será darnos cuenta de que tenemos el mismo problema, luego quizá tengamos que recoger restos del barco, construir algo nuevo y navegar hacia una tierra desconocida. Nada va a ser fácil, pero es hora de unirse y organizarse (en el trabajo, en el barrio, en la escuela…) para luchar y actuar, puede que así lleguemos a algún lugar y no acabemos siendo presa de los tiburones.
Todo esto no es casualidad, ese barco que cuando se construyó, alguien afirmó que era insumergible, ha chocado con los límites de la codicia y se está yendo a la deriva lentamente. Ese barco en el que un día te creías feliz, mirando al mar desde la proa sintiendo que podías volar o que gobernabas el mundo, ya no puede llegar a su destino (si es que algún día lo tuvo) porque su avería es irreparable y además, no tiene combustible.
Mientras tanto, una pequeña parte de la tripulación ya ha ocupado los pocos botes salvavidas que existían y está abandonando el barco. El resto, la gran mayoría de la gente, seguimos a bordo negando el problema, deseando que los agujeros se taponen al tiempo que escuchamos a una orquesta que toca constantemente melodías con el único fin de entretener. ¿Y qué podemos hacer si casi nadie nos preparó para esto?
El 15 DE OCTUBRE, personas repartidas por todos los confines de la tierra, saldremos de nuestros camarotes y dejaremos de escuchar las mismas notas empalagosas para tratar de salvar nuestras vidas. El primer paso será darnos cuenta de que tenemos el mismo problema, luego quizá tengamos que recoger restos del barco, construir algo nuevo y navegar hacia una tierra desconocida. Nada va a ser fácil, pero es hora de unirse y organizarse (en el trabajo, en el barrio, en la escuela…) para luchar y actuar, puede que así lleguemos a algún lugar y no acabemos siendo presa de los tiburones.
MOVILIZACIÓN MUNDIAL15 DE OCTUBRE DE 2011
UNID@S POR UN CAMBIO GLOBAL
ACUDE TAMBIÉN EN BURGOS: a las 18.00 de la tarde, plaza Mayor
INDIGNACIÓN + REFLEXIÓN + ACCIÓN = ¡REVOLUCIÓN!
Conozco más de un amigo que está en años avanzados de las carreras universitarias y trabajan haciendo delivery de comida , que obviamente es un trabajo y es digno, pero marca lo precaria de la realidad laboral y el desperdicio de talento de estos jóvenes.
ResponderEliminarSaludos